
Ahora no hay que programar ventas; hay que programar estados de ánimo, las ventas son la cosecha si se ha programado el adecuado estado de ánimo. Seducir y condicionar, son las dos maneras de influir sobre los clientes y sus perspectivas. Lo que compra la gente, tanto si se trata de una bebida, una ropa de moda, un medicamento o un videojuego, es la percepción del producto que ha absorbido a través de la publicidad, y esa percepción es la que establece la diferencia entre el éxito y el fracaso en el mercado.

Entonces, ¿cómo saber la percepción que recibe nuestro público objetivo sobre nuestros productos? La clave está en conocer las necesidades emocionales de nuestros clientes potenciales, y esto lo podemos realizar en la actualidad ya que tenemos un poderoso aliado como son las redes sociales. Si somos capaces de averiguarlo, tenemos el 50% de la venta garantizada.
Tengamos en cuenta que aunque una promesa de beneficio tenga sentido lógico no quiere decir que funcione. Es muy difícil convencer; es mucho más sencillo, persuadir.
Relacionados: Emprendimiento