
La gente difícil no representa mayor problema si te la encuentras en la calle, en el supermercado o en la entrada de un edificio. Pero cuando tienes que trabajar con alguien así, puede ser muy irritante. ¿Cómo identificar a estas personas del resto? Fácil. Llegan tarde, se van temprano, no acaban su trabajo a tiempo y siempre tienen una excusa para cada falla.

Espera, hay más: te hostigan a ti y a los demás miembros del equipo, hacen demasiadas preguntas cuya respuesta es lógica, descuidan los detalles, te distraen y constantemente te cuestionan.
Y lo peor es que cuando interactúan con clientes, vendedores o subordinados son gruñonas, maleducadas, condescendientes, inapropiadas o simplemente mantienen una posición equivocada.
Desde luego que nadie quiere trabajar con empleados así, pues la productividad disminuye, las frustraciones aumentan, el ánimo en el equipo decae y tanto los clientes como los vendedores se sienten incómodos.
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